Inversores
Qué es el ‘asset allocation’
Con el fin de gestionar tanto su dinero como el riesgo que entraña la inversión en startups, los inversores siguen ciertas estrategias entre las que se incluyen desde el análisis exhaustivo de cada proyecto emprendedor antes de cerrar un acuerdo hasta la diversificación de su cartera de fondos. Pero hay otro concepto imprescindible a la hora de establecer la hoja de ruta de un inversor: el conocido como asset allocation o asignación de activos en español.
Este término se refiere a la distribución de los fondos a invertir entre los diferentes tipos de activos que existen, de forma que se dedican diferentes cantidades a instrumentos financieros de renta fija –aquellos en los que se conoce desde el principio los intereses o rentabilidad futuros–, de renta variable –no garantizan la recuperación del capital invertido ni la rentabilidad del activo–, a sectores industriales o al sector inmobiliario, entre otros.
La inversión en startups, basada en la adquisición de acciones a cambio de una inyección económica en proyectos con alto potencial de crecimiento, se engloba dentro de las alternativas de inversión más arriesgadas, debido a la incertidumbre y variabilidad asociadas al desarrollo de estas empresas emergentes. Pese a todo, es posible paliar el riesgo con una cartera suficientemente diversificada y, complementariamente, integrando la inversión en estas compañías dentro de un portfolio equilibrado.
Al igual que la diversificación, la asignación de activos financieros o asset allocation tiene como objetivo equilibrar y compensar el riesgo de las distintas aportaciones y el retorno que puede obtenerse de ellas para evitar grandes pérdidas y maximizar los beneficios. Aunque existen diferentes fórmulas, se realizará esta asignación según los objetivos y situación personal de cada inversor, la coyuntura económica general, el estado del mercado de esos instrumentos y el potencial de cada startup.
Fases y factores a tener en cuenta
A la hora de determinar cuál será su asset allocation óptimo, uno de los primeros pasos para los inversores es establecer sus objetivos, la rentabilidad que quieren obtener y el riesgo que están dispuestos a asumir. Es aconsejable valorar, asimismo, la necesidad que tienen de hacer uso del capital en los siguientes meses o su capacidad para afrontar posibles pérdidas.
Aunque el plazo varía según el caso, las inversiones en startups suelen requerir entre cinco y siete años como mínimo para dar frutos, es decir, para que los inversores consigan liquidez. Por eso, deben asegurarse de que solo destinan a este fin aquella porción de su capital que no necesitarán antes de ese período. Hay que tener en cuenta, además, que cuanto más temprana sea la fase de desarrollo de la empresa, más riesgo correrá el inversor.
También es imprescindible considerar otros tres factores a la hora de configurar un portfolio equilibrado: la rentabilidad ofrecida por los diferentes tipos de activos, el tiempo en el que necesitamos obtener un retorno económico y el análisis geográfico de los productos o las posibilidades de una empresa emergente, es decir, cómo la coyuntura económica del país, región y las características de un sector en ese territorio pueden impulsar o ralentizar el éxito de un producto o el crecimiento del proyecto.
Una vez ha analizado toda esta información y establecido sus condiciones y preferencias, un inversor podrá elegir los instrumentos financieros que más le convienen (entre ellos las acciones en startups) y combinarlos. Para llevar a cabo con éxito esta estrategia, también hay que tener en cuenta que el asset allocation no tiene por qué mantenerse fija en el tiempo. De hecho, lo más adecuado es considerar la cartera de inversión como un ente dinámico y flexible, de manera que pueda adaptarse a la evolución de los sectores, mercados y startups.
Estrategias de asset allocation
Las teorías financieras más tradicionales establecen modelos para conseguir un portfolio eficiente, sugiriendo que lo ideal es combinar acciones, bonos y activos libres de riesgo en función de la tolerancia al riesgo de cada inversor. Las acciones son uno de los instrumentos de inversión que entrañan un mayor riesgo, pero también proporcionan una jugosa rentabilidad. Los bonos, por su parte, son en general menos volátiles que las acciones, aunque ofrecen rentabilidades más bajas.
Existen diferentes programas informáticos para estimar objetivamente y de acuerdo a los datos financieros cómo de equilibrado es un portfolio de inversión bajo este tipo de criterios. Sin embargo, en el caso de las fórmulas de inversión alternativas como las startups, las expectativas y metas de los inversores suelen variar respecto a los que se centran en otros ámbitos: para un mismo nivel de riesgo, esperan un retorno económico mayor, lo que cambia la forma de diseñar su cartera de fondos.
Otra forma de entender la configuración de la cartera de inversión es la que sigue teorías basadas en el comportamiento. Estas apuntan que los inversores, además del equilibrio entre riesgo y retorno económico, consideran sus diferentes objetivos a la hora de diseñar su portfolio de inversión, dividiendo su presupuesto según fines personales, de crecimiento y en función de sus aspiraciones.
Mientras que entre las metas personales se incluye la compra de una casa o un coche, en las de crecimiento figuran la inversión en activos como las acciones, los bonos y otras alternativas de inversión a largo plazo. La parte que un inversor gestiona en función de sus aspiraciones engloba las inversiones más arriesgadas y debe estar limitada a cantidades monetarias con las que se sienta cómodo. Suele aconsejarse que esta fracción no supere el 5 % o el 10 % de la riqueza total de un inversor.
De esta manera, en función del riesgo que se quiera asumir, se distinguen tres tipos de distribuciones de la cartera de inversión: la conservadora (los activos de renta variable suelen representar el 20 % del total invertido), la balanceada (los activos de renta variable pasan a copar el 50 %) y la agresiva (se destina el 70 % de los fondos a activos de renta variable).
La balanza de la inversión
Según un reciente informe elaborado por una gestora multinacional de carteras de fondos, los inversores europeos incrementan cada vez más la asignación destinada a los productos financieros de renta variable europeos y españoles, mientras reducen las aportaciones a rentas fijas y los bonos a largo plazo.
Además, un gran número de inversores ha adoptado la denominada estrategia bipolar o barbell a la hora de gestionar en sus portfolios los diferentes perfiles de riesgo. Esta fórmula se basa en la asignación de fondos a activos opuestos –con un riesgo muy alto y muy bajo– para compensar la inseguridad y conseguir un buen equilibrio entre riesgo y recompensa.
Llevándola al extremo, algunos inversores deciden destinar la mayor parte del capital a activos seguros, como los bonos a corto plazo, dejando una fracción mínima para las actividades más arriesgadas como la financiación de startups. El porcentaje puede alcanzar incluso el 90 % y el 10 %, respectivamente, minimizando la parte de su dinero que someten a un riesgo elevado.
Un asset allocation apropiado es importante en todos los casos. Tanto para los grandes y medianos inversores que quieran comenzar a hacer un hueco en su cartera a las startups, como para los pequeños inversores, la fórmula del equity crowfunding de The Crowd Angel resulta especialmente adecuada para asignar cifras bajas (tickets de 3.000 euros) y, además, disfrutar de un portfolio diversificado con empresas seleccionadas por nuestro equipo de expertos.
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